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10 de julio de 2013

¿Para qué sirve una valoración?


En la actualidad nueve de cada diez empresas de nueva creación fracasan. Y de las pocas que sobreviven, casi el 80 % no llega al tercer año de vida. Con estas estadísticas y con la crisis económica actual, ¿deberíamos replantearnos los métodos de valoración existentes?

"La valoración de empresas no es una ciencia exacta y se ha complicado en los últimos años, por lo que emplear el enfoque adecuado para cada circunstancia puede resultar crucial para que la estimación sea lo más acertada posible.
En un entorno de incertidumbre, la valoración de empresas debe tener en cuenta todos los elementos que generarán la riqueza de una empresa desde todos los puntos de vista posibles." 

Era lo que Oriol Amat (Catedrático de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad Pompeu Fabra) comentaba en un artículo de la revista "Harvard-Deusto Business".

Si algo requiere la valoración de una empresa son sentido común y conocimientos técnicos. La mayor parte de errores cometidos en la valoración son debidos a no tener un planteamiento adecuado de los temas relevantes, no responder a preguntas como: ¿por qué se está haciendo la valoración de determinada manera? ¿para qué y para quién se realiza la valoración? y ¿qué se está haciendo?
Estas son preguntas relevantes y claves en el proceso.

La complejidad vital de una empresa hace difícil que ésta pueda mesurarse con una simple fórmula financiera. Pero es necesario conocer lo que vale nuestra empresa. La obligación de todo gestor y de todo propietario es conocer la creación de valor que genera su negocio. Las decisiones empresariales contribuyen a crear o destruir valor para el accionista. Dedicamos muchas horas y sacrificios de gestión como para renunciar a conocer cuál es el valor de la empresa. 

La valoración puede clasificarse principalmente en 6 grupos de métodos según la procedencia de los datos utilizados para la misma.



¿Cuál es el método que deberíamos emplear?. 

Es una de las preguntas frecuentes que uno se hace a la hora de decidir. El problema fundamental es que unos métodos se basan únicamente en el balance y otros en la cuenta de resultados, por lo que sólo tienen en cuenta datos históricos, siendo demasiado estáticos, mientras que otros son más dinámicos. No existe un método mejor o peor todo depende del tipo de empresa o para qué precisamos la valoración, lo aconsejable suele ser contrastar los datos obtenidos a través de distintos métodos.

Los métodos basados en el Balance (valor patrimonial), son los que tratan de determinar el valor de la empresa a través de la estimación de valor de su patrimonio. Son métodos mediante los que se identifica el valor de una empresa y de su patrimonio con los valores registrados en los libros contables. El valor que proporciona es desde una perspectiva estática y que por tanto, no tiene en cuenta  aquellos aspectos que no quedan reflejados en los estados contables.

Los basados en la cuenta de resultados, tratan de determinar fundamentalmente, el valor de la empresa a través de la magnitud de los beneficios, de las ventas o de otro indicador.

Los métodos mixtos, basados en el fondo de comercio o "goodwill". Como bien su nombre dice parten de puntos de vista "mixtos", es decir, por un lado realizan una valoración estática de los activos de la empresa y por otro, dejan el lado estático al tratar de cuantificar el valor que la empresa generará en el futuro. El fondo de comercio pretende determinar el valor de la empresa por encima de su valor contable o del valor contable ajustado. Pretende representar el valor de los elementos inmateriales de la empresa, que muchas veces no aparece reflejado en balance.

El método de descuento de flujos valora la empresa en función de la capacidad de ésta de generar flujos de efectivo en el futuro para luego descontarlos a valor actual en función de una tasa de riesgo en consonancia con el riesgo/rentabilidad inherente a cada negocio. Toda empresa es un proyecto de inversión , en función de lo que es capaz de generar y del riesgo exigido, obtenemos el valor de la empresa. Este suele ser conceptualmente un método "correcto" de valoración.

Mucho más importante que la elección del método de valoración a emplear, es la determinación de los parámetros que van a participar en el proceso de evaluación. Si los datos que introducimos son desacertados, igual de desacertado será el resultado que obtengamos.

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