Desde hace mucho tiempo las empresas indican como una de sus principales dificultades la falta de crédito y el sistema financiero menciona que no otorgan más préstamos por que faltan proyectos viables. El nuevo escenario económico hace replantear este dilema con mayor fuerza.
Las empresas financian sus operaciones e inversiones con fondos propios (utilidades retenidas o aportes de propietarios) o fondos de terceros ya sean de proveedores o de instituciones financieras.
En general, el ideal es contar con crédito de proveedores para financiar los activos corrientes permanentes, con líneas de crédito bancario para las necesidades estacionales y con financiamiento de largo plazo para inversiones en Bienes de Uso.
Ese esquema óptimo desde el punto de vista teórico, en la práctica en nuestro país presenta importantes restricciones y dificulta las decisiones financieras de las empresas.
¿Cómo ven las empresas al crédito bancario?
En general los empresarios entienden que el acceso al financiamiento continúa siendo una de sus principales limitaciones. Consideran que el crédito bancario es de corto plazo, sin períodos de gracia para el pago del capital y que no atiende aspectos como el ciclo de maduración de los proyectos, la vida útil de los activos a financiar y la capacidad de generar el repago de los mismos.
Además de los requerimientos de garantías hipotecarias, se les solicita cesión de flujos de fondos de determinados activos como segunda salida del crédito.
Las altas tasas de interés -principalmente para los préstamos de mediano y largo plazo- y los importantes requerimientos de información exigida por los bancos -que comprenden estados contables, información proyectada e información no financiera- son también aspectos que preocupan a los empresarios.
Indican que el acceso al crédito es particularmente más difícil cuando más se necesita, que es en tiempos de dificultades y en forma irónica algunas veces expresan que “los bancos prestan un paraguas cuando hay sol y lo quitan cuando empieza a llover”.
En este sentido, las pymes y los nuevos emprendedores son los más críticos respecto al acceso al financiamiento.
¿Cómo ven los bancos a las empresas?
Por su parte, las instituciones bancarias dicen que estarían en condiciones de otorgar más préstamos pero que no hay suficientes proyectos con rentabilidad demostrada.
Indican que las solicitudes de financiamiento muchas veces no cuentan con un adecuado análisis de factibilidad de la generación de fondos para su repago, que no se realiza una adecuada evaluación de los riesgos inherentes al proyecto en condiciones adversas y que no son suficientemente objetivos al analizar la viabilidad (“se enamoran de sus proyectos”).
En particular, entienden que el análisis de la viabilidad comercial presenta debilidad ya que no cuentan con estudios serios de mercado y realizan supuestos demasiado optimistas.
Se menciona que en general la implementación de los proyectos no es bien planificada y eso hace más lenta la generación del repago.
Asimismo, los bancos son críticos respecto a la política de distribución de ganancias de las empresas, que cuando hay condiciones favorables retiran las mismas sin retener utilidades para mejorar la estructura de financiamiento y entienden que algunas veces los proyectos se realizan para cumplir la solicitud de financiamiento pero no se utilizan para la toma de decisiones financieras.
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